La Sección de Educación Permanente Puerto de la Torre ha
celebrado el Día de Andalucía con la visita al Museo de Artes y Costumbres Populares de
Málaga y las actividades de Conocer Andalucía: “El juego de las pistas”,
textos, collages… entre otras. La participación del alumnado ha sido muy
gratificante y muchos de ellos/as han elaborado excelentes trabajos sobre el
personaje y lugar histórico.
Queremos mostrar
nuestro agradecimiento a todos los que habéis participado investigando las
pistas y aportando vuestras respuestas a través de correos electrónicos,
papeles en mano o de viva voz.
JUEGO DE LAS PISTAS
PERSONAJE: VICENTE ALEIXANDRE.
LUGAR: EL CERRO VILLAR PRIMER YACIMIENTO FENICIO HALLADO EN
MÁLAGA.
A N D A L U C Í A
Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y
Sevilla son las ocho provincias que
comprenden La Comunidad Autónoma de Andalucía. Esta comunidad autónoma
tiene estatus de Nacionalidad Histórica de acuerdo con el Estatuto de Autonomía
que la rige. La bandera de Andalucía, blanca y verde, fue creada por el
denominado “Padre de la Patria Andaluza”, el Notario y político nacido en
Casares (Málaga) Blas Infante Pérez de Vargas, ideólogo e inspirador del
movimiento andalucista. La elección de los colores de la bandera responden: el
verde como símbolo de esperanza y unión
y el blanco como símbolo de paz y diálogo.
El proceso generador de la nación andaluza se concreta en la
fusión y encrucijada de culturas que llegan a la península ibérica procedentes,
fundamentalmente, del denominado medio oriente, y tierras situadas en sus
cercanías, como son las que transcurren
en las inmediaciones del valle de los ríos Tigris y Éufrates, así como los que
conforman la costa noroeste del continente africano. Estos pueblos, que se
sucedieron el uno al otro en íntimo
metamorfismo o quizás mejor sería denominarlo
mezclamiento, pues la sucesión no fue, no pudo ser tan estricta ni
instantánea. Los invasores se sucedían,
como no, por la fuerza de las armas, hasta que se imponía con crudeza la
potencia, la presencia y la cultura de sus huestes dominadoras. Tartesios,
fenicios, celtas, griegos, cartagineses, romanos, germánicos y musulmanes o
árabes, (aunque ni todos los musulmanes son árabes ni todos los árabes son
musulmanes). Estas poblaciones entraron por el estrecho de Gibraltar, la
"puerta" por donde penetraron en Andalucía, excepto celtas y
germánicos que entraron por el norte. Andalucía, cuyo nombre deriva del árabe
Al- Ándalus ha sido tierra de culturas de procedencias remotas y crisol de
pueblos que se fusionaron trayendo con ellos sus culturas, costumbres y
realidades socioeconómicas y políticas. El patrimonio artístico que dejaron a
su paso, es el testimonio vivo, la realidad empírica de un pasado vigoroso y
transcendente. Uno de los pueblo que nos dejó una impronta y una cultura más
importante en todas las áreas del conocimiento, fue el romano, si bien nosotros
le aportamos cuatro nombres de gran relieve nacidos en España. Tres
emperadores, Adriano y Trajano, nacidos en Andalucía, otro emperador,
Teodosio, nacido en Coca (Segovia), y otro nombre ilustre, Séneca, cordobés,
que fue cuestor, pretor y senador, así como tutor del vidrioso emperador
Nerón.
A los romanos lo sustituyeron los visigodos que no dejaron
muchas huellas. De ellos sólo recordaremos la traición del Conde Don Julián que
posibilitó a los musulmanes, al mando de Táriq ib Ziyad, penetrar en Andalucía
por el estrecho de Gibraltar, venciendo a los godos en la batalla de Guadalete.
Fue, para los musulmanes, tan novedoso encontrar una vía tan expedita para
poder entrar en España, después de cientos de años persiguiéndolo, que
decidieron su invasión a través de ese cauce, utilizándolo para invadirla y
haciéndola suya durante más de setecientos años. Una vez concluida la
Reconquista con la toma de Granada, Andalucía quedó en manos de los señores
feudales que habían ayudado a ganar la guerra a los Reyes Católicos. La
actividad política en Andalucía dejó mucho que desear en lo que respecta a la
gobernación de las ciudades reconquistadas. La opulencia de los dueños de las
tierras y la fragilidad de los gobiernos locales en relación a la
estructuración y organización de la vida en general, fue muy deficiente. Y
siguió siéndolo a lo largo de los años posteriores cuando España fue dueña de
medio mundo. ¿Qué fue del dinero que venía de América? ¿Pagar a los soldados
que luchaban en el mundo entero para
llevar la religión católica a los países que
conquistaban?. Me temo que entrar en ese vericueto histórico es
demasiado arduo como para ni siquiera rememorarlo.
Alguien dijo que España era diferente, y sí, en parte tenía
razón, España, y por extensión, Andalucía, es diferente. ¿Qué es Andalucía por
naturaleza, la cola de España o la cabeza de África?. Un francés dijo que
España empezaba en Los Pirineos, pero se equivocaba, lo francés, lo alemán, lo
flamenco, lo escandinavo, etc., se inician realmente en el Estrecho de
Gibraltar. Andalucía, ha sido, desde que
la dejaron los reyes triunfantes en manos de los grandes terratenientes que les
ayudaron en la reconquista, un enorme
latifundio, una perfecta plutocracia que
no tuvo escrúpulos al hacerse cargo de la fuerza de trabajo que quedó bajo su jurisdicción.
Pero, por si eso fuera poco, las diferentes desamortizaciones habidas, despojó
a los pueblos de sus baldíos y tierras comunales, a la Iglesia sin bienes y a
los pobres sin "armas" con qué defenderse. Las dispares y
controvertidas desamortizaciones, en general, no tenían más objeto o al menos
este era el más importante, que hacer frente a la enorme deuda pública que
arrastraba el gobierno (igual que hoy).
Pero además tuvieron dos efectos desoladores e infaustos. El
primero fue el conseguir que la gran mayoría de las tierras y edificios
desamortizados, pasaran a manos de quienes podían comprarlos, como así lo
hicieron, aumentando la diferencia de estatus que los distinguía de la
clase trabajadora del campo, lo que dio
origen al inmenso odio que nació entre ambas colectividades. Los andaluces no
tuvieron más salida a su situación que la emigración. El otro efecto fue la
gran desventaja que tuvo la región con respecto a los marcos globales español y europeo, básicamente por
la tardía llegada de la Revolución Industrial, que dejó a la región dependiente
casi exclusivamente de las labores agrícolas, de las cuales, a duras penas, se
pudo sobrevivir.
Hoy
Andalucía sufre las consecuencias de la mala gestión de sus políticos, como
ocurre en casi toda España. La historia de las desamortizaciones habidas es la
más desastrosa historia que pueda leerse. Pero si desastrosos fueron aquellos lodos, mas
desastrosa aún fue la imposibilidad de acometer una reforma agraria honesta y
respetable ya que en el congreso de los diputados fue imposible lograr un
consenso plausible, que tuviera en cuenta la situación de inferioridad en que
se encontraban las clases populares. Todo lo que se debatía en el congreso era
una lucha de poderosos contra otra clase
de poderosos, donde era imposible llegar a un acuerdo decente; unos y otros
defendían exclusivamente su interés y el de sus allegados, sin tener en cuenta
las necesidades reales de la nación. El palacio de congresos era una pura
algarabía de unos contra otros sin que llegara a buen fin ninguna solución
plausible. Los últimos acontecimientos que se viven hoy en el congreso son muy
similares a la de aquellos pretéritos.
Pero, gracias a Dios, los andaluces de hoy son distintos a
los que vivieron aquellos controvertidos días. Hoy Andalucía, gracias a su
clima mediterráneo, dulce y benigno, y
el esfuerzo de sus gentes, ha superado con creces la situación, que sin ser la
idónea, es respetada e incluso
ambicionada por otras comunidades autónomas. Andalucía disfruta hoy de una
soñada democracia donde se respira una alegría de vivir, una vida sin
complicaciones, sin ansias, sin angustia, sin ambiciones desmedidas y sin
vanidad, y donde la luz del cielo que siempre es , y será igual. Sí, la vida es dura y pesa, pero en nuestras
manos libérrimas y en nuestros corazones alegres está el hacer que sea menos
dura, que amargue menos y que se aligere el peso. Limpia como el trigo limpio,
fragante como una pura rosa del verdadero reinado indestronable de la belleza
inmarcesible. La gracia de sus mujeres y la cordialidad y perfiles amables y
serenos de sus hombres, son precisamente
el escenario de su encuadre en un sencillo ambiente local.
En toda Andalucía y especialmente en Málaga donde se
confunden, razas, y costumbres, hablas,
vestidos y amores. En sus playas, llenas de gentes de pueblos
remotos.
Para estos esporádicos
visitantes Andalucía es lo más parecido al paraíso que pudieran soñar. La
historia de Andalucía, despojada del mesianismo castellano con que nació, se
adapta al nuevo sistema de valores de la España ilustrada. Ni sueños
imperiales, ni mitos góticos; la Andalucía Romana y la Andalucía Árabe quedan
recuperadas como edades cumbre en la historia de la cultura de los naturales
del sur de la península. En la azul tabla del cielo ya no campean signos
escritos por el dedo divino que anuncien el providencial destino de Andalucía.
El hombre andaluz y sus gobiernos recobran la libertad de acción y, con ella,
la responsabilidad de "el gran giro de las humanas vicisitudes".
Yo viví la Málaga de hace sesenta años, yo viví el tranvía de
Huelin, las casas de la Tabacalera, el Perchel flamenco, los Baños del Carmen,
los bares La Campana, el Guadalmedina con agua, el trenecito que pasaba por la
playa, y aterricé muchas veces en aquel campo de aviación de tierra, yo era un
gurripato cualquiera. Ahora he vuelto a vivir en Málaga y no la conozco; cuando
salgo por su periferia y observo esa magnífica red viaria, esas anchas
carreteras, esos inmensos edificios, esa modernidad esplendente, prefacio de un mundo nuevo y prometedor; y al
recordar ahora aquel pasado de mi pubescente periplo malagueño, experimento un
alud de sensaciones positivas que no quiero dejar de proclamar en esta breve
narración.
En Málaga,
en febrero de 2017
(J L. Gessa)
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