lunes, 21 de noviembre de 2016

Matarile, rile, rile

El objetivo principal de esta actividad es recordar y recuperar juegos, canciones, adivinanzas… de nuestra infancia. Nos distribuimos en grupo de 4 a 6 compañeros.
Nuestra compañera María Victoria fue pintando a cada equipo. 

Todos realizamos la siguiente tarea:
Una canción de rifa, un trabalenguas, una palabra antigua, una adivinanza, una historia, una canción de corro, una canción para saltar, un juego al que jugarán, un refrán, canciones de palma, un juguete hecho por nosotros.
Salieron muchas cosas que hemos pensado recopilarlas todas poco a poco porque pensamos que forman parte de nuestra cultura popular. Os mostramos algunos ejemplos que hemos hecho y algunas fotos en las que se nos ve lo bien que lo pasamos.


Canciones de rifa:
Don Juan de Villanaranja
lo bien que fuma,
lo bien que canta,
tiene la barriga llena
de vino tinto
de vino azul
¿a quién salvas tú?


Pito pito, gorgorito,

¿Dónde vas tu tan bonito?
A la era verdadera,pin, pon, fuera.



Trabalenguas:
Tres tristes tigres comen trigo en un trigal.
 Tanto trigo tragan
 que los tres tigres tragones
 con el trigo se atragantan.

Los cojines de la reina,
los cajones del sultán.
 ¡Qué cojines!
¿Qué cajones!
 ¿En qué cajonera van?

Pablito clavó un clavito. ¿Qué clavito clavó Pablito?

Adivinanzas:
Este banco está ocupado por un padre y un hijo, el padre se llama Juan y el hijo ya te lo he dicho.
La madre no tiene patas, pies ni pico.


Refranes:
No por mucho madrugar amanece más temprano.
Abril aguas mil.
Cuando en marzo mayea, en mayo marzea.

Juegos:
Escondite, el guiso, la rayuela, recortables, canicas, diábolo, estampa, elástico,…


Juguetes hechos por nosotros:
Muñecas de trapo y lana, partido de fútbol con platillos de bebidas y estampas pegadas, casitas de cartón con cajas de galletas.

Una historia:
La leyenda del Bandido Zamarrilla
Cuentan que en la época de los bandoleros fue especialmente famoso uno al que apodaban “El Zamarilla”. Cometió múltiples fechorías, y tal fue su renombre y la peligrosidad de la banda que capitaneaba, que los alguaciles decidieron formar una partida especial para su captura a cualquier precio. Tras varias escaramuzas, lograron darles caza y captura, pero “El Zamarilla”, rápido y escurridizo como nadie gracias a su conocimiento del terreno, escapó, eso sí, perseguido de cerca por una patrulla. Al cabo de muchas leguas a galope tendido, y con los alguaciles pisándole los talones, el bandolero llegó hasta una ermita buscando un escondite. Y he aquí que el único sitio que encontró fue bajo el manto de una Dolorosa que allí se veneraba. Entraron sus perseguidores y a pesar de que registraron la pequeña ermita de arriba a abajo no descubrieron a ” El Zamarrilla”, cobijado en tan singular escondite.
Desesperados y furiosos prosiguieron su batida por otra zona. Tiempo después, y sintiéndose seguro el bandolero, abandonó su refugio, y dando gracias improvisadamente a tan proverbial Salvadora, arrancó una rosa blanca que se criaba en el camino de la ermita y la prendió en el pecho de la Imagen, utilizando como alfiler su propio puñal. En ese instante la rosa se tiñó de rojo. Aterrorizado, el bandido se arrodilló ante los pies de la Virgen y le imploró su perdón por su impía vida. Desde entonces, “El Zamarrilla” se convirtió en un ermitaño que bajaba a visitar en algunas ocasiones a su amada Virgen. En una de aquellas ocasiones, ya anciano, unos bandoleros le asaltaron, pretendiendo robarle lo poco que tenía. A pesar de su edad “El Zamarrilla” conservaba parte del vigor de su juventud y opuso resistencia, por lo que los asaltantes le hirieron de muerte, dándose a la fuga. Como pudo, llegó hasta la puerta de la ermita, portando en sus manos como ofrenda una rosa roja, como siempre hacía. Antes de morir alzó su mirada hacia su Virgen y vio como la rosa que en sus manos llevaba se desteñía hasta volverse blanca: Ella lo había perdonado.

Existe un romance-copla dedicado a esta leyenda del cual aquí os dejamos la letra:
Era Zamarrilla un bandolero,
al que la justicia perseguía.
Málaga era el puerto marinero,
al que por cariño iba y venía.
Dicen que una noche a su bravura,
le pusieron cerco en el Perchel…
y fue su amparo y cuartel
el manto de la Amargura.
Y cuenta la historia…
que una rosa blanca cambió de color.
Poniéndose roja,
y que Zamarrilla llorando cantó…
¡¡Amargura, ay, y Madre Hermosa!!
La del color bronceado,
deja que ponga esta rosa
junto al puñal que han clavado.
Tu Amargura dolorosa.
Viendo aquel milagro de la rosa,
que se le volvió como la grana.
Frente a la Morena Dolorosa
flores y un clavel de fe cristiana.
Dicen que sintió remordimiento,
y por conseguir la salvación…
Pidió y a los cielos perdón
en los claustros de un convento.
Historia o romance…
pero en los altares la rosa quedó.
Milagro triunfante,
de la Dolorosa que luce una flor.
¡¡Amargura, ay, y Madre Hermosa!!
La del color bronceado,
deja que ponga esta rosa
junta al puñal que han clavado.
Tu Amargura, ay, Dolorosa.


1 comentario:

  1. Un placer compartir la tarde con vosotros, aprendí mucho y lo pasé genial. Gracias a todos

    ResponderEliminar