domingo, 11 de diciembre de 2016

SUEÑOS Y DESEOS EN LA CIUDAD DEL PARAÍSO. AULA DE NATURALEZA: LAS CONTADORAS



El martes (y trece) de diciembre se realizó la actividad de SUEÑOS Y DESEOS EN LA CIUDAD DEL PARAÍSO en el Ateneo de Málaga.

Desde aquí transmitimos al Ateneo de Málaga, nuestro agradecimiento por facilitarnos este lugar tan emblemático para realizar nuestra actividad Intercentros sobre Málaga Ciudad del Paraíso.



PROGRAMA DE ACTOS:

18:00. Bienvenida

18.05. 50 años de Ateneo Málaga  

18.15. Nuestros paraísos. Lecturas por alumnado de los Centros de Educación Permanente.

18.30. VOCES DE LIBROS

19.00. Escuela de Verdiales Pto. La Torre





“Los deseos, como los sueños, siempre deben estar cargados de esperanza.”

Fuster Lavín, Ana María.
“Crónica de una escritora anunciada”


http://letralia.com/160/letras06.htm















El Ateneo de Málaga es una asociación artístico-literaria fundada en 1966 en la ciudad de Málaga, España, este año celebra su cincuenta aniversario, fecha que hemos elegido para que nos cuenten todas las actividades que han ido y siguen realizando en la ciudad de Málaga y provincia.
El Ateneo tiene diversos objetivos principales:
Agrupar a científicos, artistas, intelectuales y demás personas.
Fomentar y extender la cultura en sus diversas manifestaciones.
Promover y organizar conferencias, certámenes, exposiciones, recitales, coloquios, seminarios, investigaciones, críticas, bibliotecas y demás actos o medios de divulgación culturales.
Colaborar con entidades oficiales y privadas propias de los fines apuntados.
Desde 2002 tiene su sede en la antigua Escuela de San Telmo de la Calle Compañía. Cuenta con extensiones en otros municipios de la provincia de Málaga: Alhaurín el Grande, Fuengirola, Marbella, Ronda, Torrox, Torremolinos y Villanueva del Rosario.
Desde el año 2001 edita la Revista Ateneo del Nuevo Siglo.

www.ateneomalaga.es/









Nuestros paraísos, alumnado de los Centros de Educación Permanente.










Marilo Ruiz
Para mí el mirador es además de un sitio encantador donde sus atardeceres son esplendidos y se contempla a sus pies toda la belleza de Málaga, un lugar lleno de recuerdos entrañables para mí, de niña recuerdo  corridas de toros en la Malagueta con mi padre que desde el mirador las escuchaba más que verlas, y es lugar donde casi por última vez tome café con él.







Lo que más me fascina de Málaga es la vista paradisíaca que se divisa cuando se mira hacia La Farola desde la cima del Castillo de Gibralfaro.
“…murió también, asesinado por una rosa.
Esta misma mañana       fue…”                                                                  (L.Camacho) 



 Un derroche impúdico de rosas en el  perfil del aire del otoño, era visible frente a la atalaya pétrea desde donde se divisa una vista panorámica de un rincón malagueño, bucólico y edénico: el Paseo de la Farola. La visión  idílica y la soledad sutil del recuerdo latente ante la visión, ahora, de la Málaga de hace no muchos años, me invade y me retrotrae a otros tiempos vividos en esta ciudad de privilegio..
Aquella  Málaga, tan humilde entonces, tan sencilla y tan tímida, aunque poseedora siempre,  antes y ahora, de su brillante y cuscurrante esplendor singular; ese prestigio, ese halo, ese sello, esa “cosa” que siempre tuvo y mantiene  Málaga.
          Uno escribe de sus recuerdos, de su mundo interior, de la sensación mínima y leve que explica la grandeza a través de lo nimio y de lo imperceptible, porque la nostalgia no es fruto de la edad, sino patrimonio de la introspección y el soliloquio, y quien quiera escribir de lo bello, tiene que hacerlo mirando hacia delante y hacia atrás, tiene que conjugar la esperanza con el recuerdo, tiene que recordar, añorar, buscar en lo más hondo de nuestros  sentires el leve aleteo de lo auténtico, de lo eterno.
          Recordar aquellos jazmines inmarchitos que se vendían como una estrella temblorosa sujetos en un círculo indecible sobre el eje de una horquilla, de aquellas sugerentes zalamerías llamadas invisibles por su levedad tenue y rizada.
          La Biznaga, un símbolo  para la ciudad de Málaga, una herencia  exquisita que nos legaron los árabes.
Así se ve  Málaga, mejor dicho, el pedazo de Málaga que puede divisarse desde todo lo alto del castillo de Gibralfaro cuya situación estratégica, es sin duda, una ubicación escogida para contemplar  muchas cosas, pero, para mí  en particular, aquella simpar visión de la farola y sus alrededores; teñidas por un sol luminoso, exultante, consorte del paseo, testimonial y sugerente, que rodeado de manifiesta y radiante  belleza te hace sentir  la suave y primorosa sinfonía del florilegio excitante que abunda en sus alrededores.
Ese pedazo de tierra que une la farola con el núcleo de población,  que es lo que se percibe, entre otras cosas, desde lo más cercano al cielo del castillo antes mencionado;  su feliz arribo vegetal y lírico, su presencia clara y transparente, la orgía, recurrente e inabarcable de la  evidencia prosaica que ofrece la proliferación de hermosas florecillas de todas clases, rosas, geranios, petunias, caléndulas, claveles, margaritas, etc., etc. … y cuantas flores sencillas y leves, tiernas y odoríferas en los campos dulces de los tiempos aquellos en que había primaveras místicas trotando desnudas por aquellos verdes de abril que dan ese malabarismo  y ese monumental equilibrio a la razón y la sinrazón. Y ante esta visión sin par, solo cabe el silencio, te quedas mudo ante la inmensidad insondable de la belleza que percibes.
El silencio…el silencio  es un portador de la presencia aún más poderoso que las palabras. Escuchar el silencio, donde quiera que estés, es un modo sencillo y directo de estar presente. Escuchar el silencio crea inmediatamente una quietud y un embeleso dentro de ti que te anonada.
          Recuerdo una fuente rústica cubierta de musgo que tenía un murmullo tímido, como de plegaria, y aquel edificio monumental, cuya fachada refleja el gusto barroco por las curvas y contra curvas, y los planos originales de la arquitectura neoclásica.
          Málaga, de clima suave y dulce, con cielos azules y límpidos,  esplendentes, que iluminan  la ciudad  excitante y febril, y que avala la garantía de hospedaje exquisito a cuantos la visitan, porque el goce de la percepción de cualquier rincón de esta imponderable ciudad, perturba los sentidos suscitando un permanente regocijo, una alegría tierna y deleite indelebles; sin olvidar que el placer siempre se deriva de algo externo a nosotros, mientras que la alegría surge de nuestros adentros.
          Obedece este relato a la alegría que siento al hecho de recordar aquel paraje que excita mi corazón y que me produce la visión de ese bellísimo rincón de Málaga al que menciono y rememoro con grato placer y complacencia en esta modesta narración.
          En Málaga, en Diciembre de 2016.

José Luis Gessa Marino

































VOCES DE LIBROS






ESCUELA DE VERDIALES PUERTO DE LA TORRE

Todos los años el colegio se llena de ruidos y más ruidos. Este año los tenemos todos los jueves de seis a ocho de la tarde. Estos ruidos poco a poco se van convirtiendo en música para disfrute de todos. 
Como esta tarde de diciembre donde hemos tenido la suerte de disfrutar de sus cantes y bailes, con todos los instrumentos, acompañados por el alcalde y una abanderada. Lo mejor de esta fiesta es que no hay edades, ni categorías, participan lo mismo los abuelos que los nietos y todos hacen falta. 



 Los Verdiales (o Fiesta de Verdiales) son una manifestación festiva de origen antiquísimo y campesino. Consiste en un particular fandango cantado y bailado con el acompañamiento de una orquestina compuesta por un violín, tres o más guitarras, un pandero, los platillos y las castañuelas. Todos estos instrumentos se enseñan a tocar en la escuela.
En las actuaciones este conjunto se completa con la figura del alcalde -regidor que con vara de mando designa al cantaor y autoriza el comienzo y final de la pieza interpretada. El abanderado o la abanderada que marcha junto al alcalde al frente del grupo bailando una bandera española, andaluza o con la figura de la patrona de la comarca. También era costumbre sonar una caracola marina adornada con cintas de colores para avisar de la llegada del grupo a los cortijos cercanos.
 A los cantaores de Verdiales se le suele llamar fiestero ya tonto, que la Fiesta Mayor de Verdiales se celebra tradicionalmente el día veintiocho de diciembre, festividad de los Santos Inocentes.
El término "verdiales" remite al partido de "Los Verdiales", una comarca olivarera malagueña en la que es común el cultivo de la variedad de aceituna denominada verdial (del latín viridis: verde, vigoroso, joven, vivo) por mantenerse verde aún madura. Dicho partido se considera cuna de los Verdiales al estilo Montes, y sobre él versa una copla frecuentemente cantada en dicho estilo:
"Vengo de Los Verdiales
de Los Verdiales vengo
vengo de ver a una novia
que en Los Verdiales tengo."




























Aula de la Naturaleza: Las Contadoras




El día 27 de octubre como inicio de las actividades de nuestro Proyecto Intercentros Escuela Espacio de Paz “Es Posible” visitamos un lugar privilegiado, en pleno corazón del Parque Natural Montes de Málaga, el Aula de la Naturaleza,  Las Contadoras.  Un Centro de Educación Ambiental que tiene como objetivo promover encuentros, seminarios y jornadas para todas las personas interesadas (familias, profesores, amigos…). Desarrollando actividades de  concienciación  con el medio ambiente y disfrute de experiencias en armonía con el entorno natural.










Esta actividad la enmarcamos dentro del apartado “Cuida la Tierra, Cuida la Vida”.  Empezamos haciendo algunas dinámicas de grupo, de presentación y conocimiento del entorno. Durante la visita pudimos disfrutar del paisaje, al mismo tiempo que nos explicaban las características de la fauna y la flora de toda la zona. También pudimos escuchar al Nomo Serafín, dándonos consejos sobre cómo cuidar mejor nuestro patrimonio cultural y natural. Al final  del paseo hicimos una relajación- visualización del lugar donde nos encontrábamos (fue genial).


















             La Casa de Las Contadoras, cuya fachada principal data al menos del siglo XVII, y que fue durante generaciones casa señorial, nos acogió en su hermoso patio donde compartimos el almuerzo, entre anécdotas y relatos. Gracias a todos por hacer de esta actividad un encuentro entrañable.

www.contadoras.org/










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