LA PRUEBA DEL
TALÓN
Cada vez que muere una mujer, el mundo está
de luto.
La mujer y el hombre fueron creados por Dios, fundamentalmente, para hacer germinar la vida, para perfeccionarla
y conservarla ad infinitum.
La presencia de la
mujer en la vida, su hegemonía en lo social ha variado a lo largo y ancho de la
historia del mundo. En un principio debía limitarse a ser esposa y madre,
compañera del hombre en su trayectoria vital; más tarde ha ido convirtiéndose
en un puntal en lo que se refiere a las cuestiones sociales,
consiguiendo, de un modo holístico, relevancia social en todos los
órdenes, hasta conseguir, en lo puramente humano, la total igualdad con
respecto a las prerrogativas masculinas.
Pero esta mujer que ha muerto,
sobresale en lo insigne de la naturaleza humana. Su nombre: GABRIELA MORREALE
DE CASTRO, italiana de nacimiento, pero española por devoción. Estudió en la
Universidad de Granada, obteniendo la licenciatura en Ciencias Químicas. Se
especializó en Endocrinología y Nutrición, desarrollando la mayor parte de su
actividad en el Instituto de Investigaciones Biomédicas “Alberto Sols” de
Madrid, centro mixto del CSIC.
Enumerar en éste, que quiere ser un
breve relato del tránsito de su historial académico y social, de todo lo que le
debe la Ciencia a esta ilustre y benemérita mujer, es, a todas luces, de un
optimismo opresivo, sin embargo se hace ineludible optar por sintetizar una pequeña parte de su
trayectoria como científica y como ser humano. Cada uno de nosotros puede ser
en cada instante de su vida una persona que con las cartas que le han tocado
juega su mejor juego o también podemos
ser una persona que, le toquen las cartas que le toquen, siempre las jugará
mal.
Esta tarea de aflorar nuestro verdadero
ser no es fácil, y sin embargo sí es posible aunque requiera de nosotros un
enorme compromiso. Un primer paso que podemos dar es el de abrirnos con
humildad y con entusiasmo a la idea de que dentro de nosotros, seamos ricos o
pobres, guapos o feos, hay algo de extraordinaria grandeza que viene
determinado por lo que somos no por lo que tenemos. Todos nos hemos encontrado
en alguna situación difícil y, de repente algo ha surgido en nuestro interior,
como una chispa inesperada y sorprendente que nos ha hecho ver la solución a
nuestro problemática situación. De donde ha salido eso? Decía Albert Einstein:
…en la vida o nada es un milagro, o todo es un milagro. Solo un compromiso
firme y una paciencia llena de confianza evitarán que abandonemos antes de
completar el proceso de aprendizaje, todos los científicos que una vez hicieron
un descubrimiento importante se aferraron a su teoría, como una lapa se aferra
a la roca
Y esto es lo que hizo la
esclarecida y eminente persona que glosamos en este burdo relato para lograr los éxitos académicos,
científicos y humanos que adornaron su esplendorosa vida. Sin petulancia
espuria, sin jactancia prepotente, con humildad granítica y modestia extremosa,
dio a luz infinidad de teorías y hallazgos que han enriquecido el arcano de la vida humana.
Demostró, mediante determinaciones
precisas de yodo en agua y orina, que la incidencia del bocio estaba
estrechamente ligada a la deficiencia de aquel elemento. Así comienza su
brillantísima carrera científica junto a su esposo Francisco Escobar del Rey,
médico y cirujano español, que junto a ella fueron precursores de la
endocrinología moderna en España.. Ambos tuvieron una contribución decisiva en
el campo de la fisiopatología tiroidea. Ambos se especializaron en el estudio
de la glándula tiroidea y desarrollaron el concepto de que había una estrecha
relación entre el metabolismo de la T4 y su actividad hormonal. También
demostró Gabriela que la placenta no es impermeable a las hormonas tiroideas, y
que la transferencia de hormona tiroidea de la madre al feto en etapas muy
precoces del embarazo, es relevante en el desarrollo cerebral del feto. Este
trabajo tuvo un gran impacto en lo que se refiere a la salud pública, ya que a
partir de entonces se implantó en España la técnica de detección precoz del
hipotiroidismo congénito, gracias a la medida del TSH y T4 en la sangre del
talón de los recién nacidos, evitando un sinfín de casos de cretinismo.
Es cierto que tuvo muchas
dificultades para convencer a las autoridades sanitarias hasta obtener su
consentimiento en la necesidad de implementar la yodación de la sal común para
asegurar un nivel de ingesta de yodo adecuada.
Fue Presidenta de la European
Tryroid Association y de la Sociedad Española de Bioquímica, y de otras muchas
Academias e Instituciones donde dejó su impronta exquisita, como persona e
investigadora. Contribuyó a la formación de varias generaciones de científicos
a los que ha transmitido el rigor experimental y la preocupación por la salud
de poblaciones en riesgo. Fue una de las investigadoras más importantes a nivel
mundial, y precursora de la endocrinología moderna. Su invención más notoria
fue La Prueba del Talón.
La prueba del talón es una prueba
clínica de detección precoz de las enfermedades metabólicas congénitas.
Consiste en efectuar unas punciones en el talón que se realiza a los neonatos
para la obtención de una muestra de sangre que se utiliza para detectar patologías como:
·
Hipotiroidismo
congénito.
·
Hiperplasia
Suprarenal congénita.
·
Hiperfenilalaninemias
o Fenilcetonuria.
·
Hemoglobinopatías
congénitas.
Mediante esta prueba se pueden
detectar graves alteraciones cerebrales y neurológicas, trastornos de
crecimiento, problemas respiratorios y otras complicaciones severas para el
desarrollo. Es importante su detección mediante análisis clínicos pues los
niños pueden no presentar signo aparente tras el nacimiento pero su existencia
provoca serios problemas de salud en los primeros meses de vida.
La prueba del talón fue
desarrollada por Robert Guthrie en
1957 para detectar la enfermedad
congénita fenilcetonuria (PKU). En
España, la prueba fue desarrollada por la pareja formada por la química
italo-española Gabriella Morreale de Castro y su marido, el doctor en medicina
español Francisco Escobar del Rey .
En 1976 tanto Gabriela como su
marido iniciaron un programa a nivel nacional de prevención de la subnormalidad
por hipotiroidismo congénito basado en la prueba del talón, lo que permitió el
diagnóstico precoz y el tratamiento con hormona tiroidea de niños que, de no
haber sido tratados previamente, hubieran desarrollado inevitablemente
deficiencia mental profunda. Pocos años después Unicef adoptó la prueba y
comenzó a aplicarla en todo el mundo, y desde 1990 la OMS recoge en su tabla de
derechos el consumo de yodo durante el embarazo y la primera infancia.
Su trabajo, por tanto, ha tenido un
gran impacto en acciones de salud pública que han evitado miles de casos de
cretinismo y deficiencia mental grave. Según cálculos de sus colegas, esta
prueba previene el retraso mental grave de aproximadamente 150 niños al año.
Además de estudios básicos sobre el
metabolismo de las hormonas tiroideas, la Dra. Morreale demostró el papel
fundamental que ejerce la hormona tiroidea materna en el desarrollo del cerebro
fetal. Estas investigaciones y su empeño personal en la interacción con las
autoridades sanitarias han conseguido el acceso a la sal yodada para la
población española y la suplementación sistemática con yodo en las embarazadas.
Gabriela Morreale fue Presidenta,
Consultora y Divulgadora de un sinfín de Instituciones Sociales académicas y de Salud, imposibles de enumerar aquí, en
este breve bosquejo de su laboriosa, sugerente e impagable pertinencia de sus
hallazgos científicos y su labor docente. Baste con enunciar los premios obtenidos para
siquiera entrever los galardones obtenidos a lo largo de su extensísima y
prolífica trayectoria humana y científica.
A lo largo de su
prolífica carrera, en la que ha recibido una gran cantidad de galardones
científicos, entre los que destacan:
· 1977 – Premio
Nacional de Investigación en Medicina (compartido con marido Francisco Escobar.
· 1983 – Premio Reina Sofía de Prevención de la subnormalidad
( con F.Escobar y A. Ruiz Marcos).
· 1985 – Premio de
Investigación de la European Thyroid Association.
· 1997 – Premio
Nacional de Investigación Médica Gregorio Marañón.
· 1998 – Premio Rey
Jaime I de Medicina Clínica.
GABRIELA MORREALE HA MUERTO, pero nos deja
su impronta, valores humanos que nos hacen crecer, aquellos que mueven al ser
humano a encontrar lo mejor que hay en su interior; a cooperar en lugar de
competir, buscar la verdad por encima de obsesionarse con tener razón y a
escuchar y trabajar con saña. Experiencias magníficas, acertadas y sentidas,
como todas las suyas; enriquecedoras, de una vida dedicada a los demás,
palpitantes, de esa aromada sensibilidad de que sólo un espíritu como el suyo
tan fino y tan ardiente son capaces de esparcir.
Aún me faltan palabras para rendirte
pleitesía insigne Gabriela, pero la tarde se va poniendo malva y rosa bajo el
oro viejo del crepúsculo.
¡QUE DIOS TE BENDIGA!
Para tí ya no hay
jornadas ni caminos,
prosiguen sin cansarse,
cauces y espigas,
multitud, urgencias
que te tocaron. Cuando
penetraste.
Virgen siguió. Y sin tí,
murió el otoño.
Málaga, en enero de 2018.
( José Luis Gessa)